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EL EDITOR JUVENAL ORDÓÑEZ SALAZAR (I)

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EL EDITOR JUVENAL ORDÓÑEZ SALAZAR (I)

 

            Para mentir y comer pescado hay que tener mucho cuidado, dice la expresión popular. Vamos a demostrar cómo al pueblo tacneño se le agravia, difundiendo mentiras clamorosas que pretenden ser verdades históricas, a través de la publicación del libro titulado “La afrenta olvidada”, editada por el “despacho del congresista Juvenal Ordóñez Salazar”.

 

La foto no es de Jorge Basadre Grohmann

            La fotografía que se muestra en la página catorce y en la contracarátula del libro no son del “doctor Jorge Basadre Grohmann, herido en un artero ataque de los mazorqueros durante la etapa de chilenización de Tacna y Arica (1916)”. La persona que tiene la cabeza vendada es Basadre Siles, no Basadre Grohmann. En 1981, el editor Carlos Milla Batres editó el libro “Sultanismo, corrupción y dependencia en el Perú republicano” del doctor Jorge Basadre Grohmann, en la página dos se consigna la misma fotografía equivocada. El que atiende el despacho, ¿ha leído alguna referencia sobre la agresión física a Basadre Grohmann, en el proceso plebiscitario de Tacna y Arica? O, ¿es desconocimiento de la biografía de Jorge Basadre? Zapatero a tus zapatos.

 

La presentación del editor Juvenal Ordóñez Salazar

            Dice el profesor de Matemática Juvenal Ordóñez, que la motivación principal del texto “es construir la historia local desde  perspectivas críticas” (p. 9, párrafo 1). Más adelante, reitera ambiciosamente, que el libro es “una herramienta básica” (p. 11, párrafo 1) para analizar correctamente “lo conflictivo” entre dos países vecinos. Interesante la afirmación, nos está invitando a una lectura concienzuda, pero …

No conocíamos la creatividad del exalcalde de Ilabaya, ¿cómo es eso de “la paz creativa y recíproca” (p. 10, párrafo 4)? ¿Ha hecho “algo” significativo para la ansiada “paz creativa”, el otrora dirigente magisterial, o es un rescoldo demagógico más?  

            Si el presentador cita un texto del doctor Basadre, ¿por qué no indica la página, el año de edición del libro? O, ¿quizá se ha olvidado de las normas mínimas de trascripción de textos? (pp. 10-11).

            Los patriotas plenos

            ¿Cómo es eso de “patriotas plenos”? (p. 11, párrafo 1) ¿Existe el patriota parcial, fragmentado, incompleto? Se es patriota o no se es, así como no existen “congresistas plenos de Tacna”, lástima que tengamos “congresistas del departamento de Tacna”. El pueblo sufragó por genuinos legisladores, no por encandiladores de sirenas trasnochadas del siglo XIX.

            ¿Tacna no tiene riquezas?

 Transcribo el tercer párrafo: “Nuestro homenaje será permanente a quienes defendieron incondicionalmente el suelo tacneño, carente de riquezas (sic) pero repleto de símbolos y sentidos” (p. 11).

Según “Ordóñez”, como a él le gusta tratar a la gente, los tacneños seríamos unos miserables pordioseros, que habitamos en un páramo amorfo, o en un desierto desolador. Qué arrogancia, qué altanería, qué petulancia del despachador.   

Tacna sí tiene riquezas, señor despachador, no olvide la expresión “quien ama a Tacna, es porque la conoce”. El que trabaja en el despacho, al parecer, desconoce los recursos acuíferos, auríferos, cupríferos y otros recursos naturales, amén de los recursos humanos.

Según el hallazgo de Juvenal, ¿cuántos sentidos tendremos los tacneños? Diez, cien, mil, … habrá que esperar la sustentación rigurosa del descubrimiento de Juvenal.  

 

La mirada al ombligo personal  

Para “Ordóñez”, la producción bibliográfica sobre la cautividad de Tacna concluye en 1981, para él existe tres trabajos: el de Raúl Palacios Rodríguez, La chilenización de Tacna y Arica …; el de Carlos Alberto Gonzáles Marín, La escuela peruana en Tacna; y el de Jorge Basadre Grohmann, La vida y la historia (p.11) Al parecer “Ordóñez” está  desubicado, a pesar que tiene un “equipo de asesores”. Las ciencias sociales no están inertes, son dialécticas, es decir, avanzan en el descubrimiento, en la reinterpretación de los hechos acaecidos entre 1879 y 1929.

Vamos a demostrar que “Ordóñez” está desfasado: ¿sabe que en Tacna existió una guerra de guerrillas? Aquí, en Tacna, se libraron catorce batallas o encuentros contra el invasor chileno, la mayoría han sido triunfos de la resistencia tacneña. ¿Sabe “algo” sobre el problema eclesiástico de Tacna, Arica y Tarata? Sabrá usted, ¿qué es el “pase constitucional”, el “entredicho”? ¿Sabe usted la historia primigenia de la procesión de la bandera peruana en Tacna? Por ventura, ¿sabe usted cuántas biografías de tacneños ilustres se han publicado a la fecha? Quizá sepa usted, ¿cuántos libros analógicos o digitales se han publicado en Tacna, en los últimos veinte años? Usted los desconoce, porque no ama al pueblo de Tacna, aunque dicen que usted es representante de la región de Tacna.

Quien mira su ombligo, está obligado a caer; quien mira su ombligo tendrá una mirada inmediata, es decir, será uno más del montón, sin visión colectiva, pero sí con ambición personal.  

           

            Hay que decir las cosas por su nombre

            En la actualidad, ¿a quién favorece usar la expresión la “Guerra del Pacífico”? (p. 11, párrafo 5). A los chilenos. Ellos quieren, como sea, que los peruanos nos olvidemos de la guerra del guano y del salitre. Al parecer hay gente que padece la enfermedad de Macondo, por ello transcribimos un texto de Francisco Castillo Gomero:

 

¿POR QUÉ NO GUERRA DEL PACÍFICO?

“01 Porque la guerra no se desarrolló únicamente en el Océano Pacífico, sino, fundamentalmente en tierra:

– En el (Océano) Pacífico: siete meses.

– En tierra: Costa: un año, cuatro meses

                  Sierra: dos años, diez meses  

 

02 Porque el “botín” en disputa, no fue ni las aguas ni las islas del Océano Pacífico, sino el guano y el salitre, cuyos yacimientos se encontraban en Tarapacá y Arica.

 

03 Porque la mayor parte de las acciones de armas se desarrollaron en tierra a cargo de los ejércitos beligerantes.

 

04 Porque el Océano Pacífico pertenece a muchos países, en aquella época, también a Bolivia, y como se aprecia, solo tres países del Pacífico protagonizaron la guerra.

 

¿POR QUÉ GUERRA DEL GUANO Y DEL SALITRE?

Debe denominarse Guerra del guano y del salitre porque su principal motivación fue la ambición de Chile por usurpar y apoderarse de las riquezas más grandes de aquella época, tan igual o superior como lo es el petróleo en los momentos actuales.

            Porque fue una lucha de orden económico, es decir, fue un episodio en la lucha de las grandes potencias, en este caso Inglaterra y Estados Unidos de Norteamérica, por un nuevo reparto mundial, naturalmente que el enfrentamiento armado corrió a cargo de dependientes como Perú, Bolivia y Chile, pero éste último respaldado por Inglaterra, máxima potencia mundial en esos años, que resultó principalmente beneficiaria de la riqueza guanera y salitrera. (…)”

 

            Pareciera que un forastero imberbe ha escrito: “al fracasar el plebiscito de 1926, cesó la chilenización, porque no tenía sentido alguno para Chile” (p. 11, párrafo 6). ¿Qué? En otras palabras, según Juvenal, los invasores chilenos se volvieron “buenitos”. Es otra mentira clamorosa del antiguo editor del diario La República en Tacna. La chilenización al rojo vivo continuaba en las provincias cautivas, el objetivo geopolítico de Chile era detentar definitivamente las provincias de Tacna y Arica. Sabe, por casualidad, en ese momento histórico ¿cuántos jóvenes cautivos fueron reclutados a la fuerza, dentro del servicio militar obligatorio chileno? Sabe el señor Juvenal ¿cuántas propiedades particulares peruanas fueron arrebatadas a los patriotas peruanos, residentes o “desaparecidos” en Tacna y Arica?      

 

            Juvenal asevera, a renglón seguido, que siguió “un periodo de intensas negociaciones que culminaron en el Tratado de 1929” (p. 11, párrafo 6). Falso. Las negociaciones internacionales están a cargo de diplomáticos, o por plenipotenciarios. Personalmente, Augusto B. Leguía decidió el asunto de Tacna y Arica, por imposición del capital norteamericano, y claro, con la complacencia de Chile. Le pregunto, ¿sabe qué papel cumplió Pedro José Rada y Gamio? Señor Juvenal, es bueno leer y comprender estos hechos históricos y no hacer disquisiciones teóricas, porque al final va a quedar encerrado en su laberinto: sin luz, sin sombra.      

 

La autobiografía de Juvenal

En la parte autobiográfica de Juvenal Ordóñez se autoproclama “representante del departamento de Tacna”. ¡Sorpresa! Pensé que él era “congresista por la región de Tacna”, electo no por el Partido Nacionalista Peruano, sino por la agrupación Unión Por el Perú.

Así que vivimos en el departamento de Tacna, es decir, el economista Hugo Ordóñez Salazar es el actual Presidente del Gobierno Departamental de Tacna. ¿Qué hermano está clamorosamente equivocado?

Si en lo cotidiano no somos coherentes, en lo macro estaremos desconectados totalmente de la realidad objetiva.

 

            Más abajo se lee otra perlita, y para evitar malas interpretaciones copio el texto: “Es actualmente Presidente de la Subcomisión de Seguimiento de la Demanda Peruana en la Corte Internacional de Justicia de La Haya”. Debe decir, es “Presidente de la subcomisión de seguimiento de la demanda peruana en la (…)”. ¿Para qué usar indebidamente las letras mayúsculas?

            Cuidado

            Juvenal Ordóñez afirma que está “impulsando el diseño de una estrategia integral que ponga al país, y, especialmente, a la frontera sur, en las mejores condiciones para afrontar el fallo internacional. El presente libro es un aporte a esa tarea”. Si ha descuidado la esencia y la epidermis de la presente publicación, ¿cómo serán sus próximos escritos?

 

– – – – – –

La afrenta olvidada, despacho del congresista Juvenal Ordóñez Salazar (sic). Ediciones Historia presente; Tacna – Lima (sic); agosto del 2008; impreso en la imprenta del Congreso de la República; 120 pp.

            En una “nota aclaratoria” fuera del libro, se lee: “Dejamos constancia que por error de imprenta se ha consignado en la cabecera de las páginas, acompañando a la numeración, el nombre del editor en lugar del autor de los textos, Sr. Willy Guevara. El editor”.

 

Prof. Reymundo Hualpa Condori

 

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