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UNA HUELLA TEATRAL PROFUNDA EN TACNA

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Por: Gróver Pango Vildoso

 Al sur del Perú, en la historia cultural de la ciudad más austral de este país, el nombre del Grupo Teatral Tacna tiene un lugar indiscutible, que comenzó a inscribirse institucionalmente hace 40 años y se estrenó escénicamente –que es la verdadera forma de existir en teatro- en diciembre de 1968, con "La libra de carne" del argentino Agustín Cuzzani.

Quien esto escribe puede dar testimonio personal de la existencia del GTT a lo largo de un década. Es decir, hasta 1978 con el montaje de "El centro forward murió al amanecer", casualmente del mismo autor de "La libra …". Bien puede considerarse que la institución existe y que sólo hace falta una eficaz convocatoria para reeditar sus no pocos éxitos teatrales, que de eso se trata, de éxitos, cuando a lo largo de los primeros diez años el GTT tuvo 14 temporadas – estrenando un total de 25 obras teatrales- y dos recitales poéticos.

Por fortuna en Tacna el arte escénico ha contado con el Teatro Municipal, hermosa sala de antigüedad considerable. La ciudad tiene tradición teatral desde que su primer escenario, "El Orfeón" que hoy alberga a una escuelita, se construyó hacia 1848. Por ello debe ser, junto con el teatro "La Cucaracha" de México, uno de los más antiguos de la costa del Pacífico. Estudios recientes señalan que al poco tiempo debió construirse el actual Teatro Municipal, ya que en él se registran actuaciones desde 1862.

Al surgimiento del GTT contribuyeron otros factores, como un espíritu institucional latente que provenía de una breve, aunque intensa actividad del Centro Artístico Tacna entre 1954 y 1956, que había dejado un recuerdo y una necesidad en los estratos sociales mejor dispuestos al despliegue cultural. A este espíritu concurrieron, de modo fortuito, la existencia también breve del Grupo Experimental de Teatro de la Casa de la Cultura de Tacna, sobre cuya base se constituyó el Grupo Teatral Tacna el 22 de agosto de 1968, animado por la presencia de un hombre con importante trayectoria teatral: Líber Forti.

La "época política" de surgimiento del GTT coincidió con memorables acontecimientos en la historia peruana. En octubre de 1968 se produjo el golpe de estado que derribó al gobierno de Fernando Belaúnde e instaló al "gobierno revolucionario de la fuerza armada" bajo la jefatura del general Juan Velasco Alvarado. La "primera fase" de aquel gobierno militar correspondió al "velasquismo" y fue su momento de mayor auge, que declinó hacia 1975, año en que Velasco fue sustituido por el general Francisco Morales Bermúdez para dar paso a la "segunda fase", que concluyó con el retorno a la democracia en 1980.

La primera década de existencia del GTT debe también ser vista sobre este escenario político, puesto que, especialmente en la "primera fase", el gobierno militar montó un aparato civil-burocrático, en reemplazo del partido político que no tenía, al que denominó Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social (SINAMOS), que además sirvió como instrumento de evaluación, infiltración y presión sobre las instituciones –y aún las personas- que no querían contribuir a los objetivos del autodenominado "gobierno revolucionario".

La existencia del GTT no tuvo ningún objetivo "desestabilizador" frente al régimen político, pero era un grupo de personas que se proclamaban "libres" y que en varios casos, individualmente, tenían opciones políticas de abierta oposición al régimen imperante. En contados casos podría haber alguien simpatizante del gobierno, aunque más de uno tuviera la condición de "funcionario público", única y débil vinculación con la estructura de poder gobernante.

A nuestro juicio fueron dos las dimensiones de la existencia del GTT: una posición estética frente al teatro y un enfoque ecuménico, humanista y liberador del arte. La escogencia de sus montajes estuvo, mayoritariamente, signado por estas dos perspectivas. Un repaso de las obras escenificadas mostraría estas preocupaciones asumidas grupalmente, a las que debiera incluirse la predominancia de un tono deliberadamente alegre, compatible con los requerimientos de un público cuya idiosincrasia demandaba espectáculos de esa naturaleza.

También fue un objetivo interno del Grupo el compromiso fraterno de sus integrantes, en la búsqueda de un capital humano comprometido con su tiempo y circunstancias. La riqueza individual de la gente que integraba el GTT fue, además, muy diversa. En el estilo de trabajo de Líber Forti había sitio para todos y eso enriquecía mucho la perspectiva de lo individual en función de lo grupal. Esa capacidad de Líber para "arrancarle" a cada uno aquello de lo que era capaz lo he visto escasísimas veces, pero es un atributo extraordinario que combina elementos educacionales, sicológicos y sociológicos, además de los estrictamente teatrales.

Los registros actorales de sus integrantes venían normalmente acompañados de trayectorias sociales que merecían reconocimiento de la colectividad. Una buena cantidad de profesionales alternaban con trabajadores públicos y privados, además de no pocos obreros y estudiantes. Hoy, rememorando la década vivida en el GTT y por tanto separados 30 años de la membresía en dicha institución, la diversidad de quienes formamos parte de esa experiencia se ha ido haciendo más rica –más allá de lo meramente cronológico- y, sin falsas modestias, de muchos modos más fecunda al servicio de la tierra natal y de la aldea global.

La existencia del GTT fue afortunadamente percibida como un aporte muy valioso a la cultura peruana desde su centro de operaciones tacneño. A ello contribuyó, sin duda, que durante los años 1976, 1977 y 1978, en coorganización con el Instituto Nacional de Cultura de Tacna, promoviera y organizara los Festivales de Teatro Joven, que en esos tres sucesivos años reuniera ocho, diecisiete y veintisiete grupos teatrales locales, nacionales y extranjeros, con creciente éxito.

Un intelectual como Jorge Basadre Grohmann, tacneño, máxima autoridad en la historia del Perú, se contaba entre los más entusiastas amigos del GTT, no menos que Guillermo Ugarte Chamorro, promotor y maestro del teatro peruano de renombre internacional. Consagrados hombres de teatro como Sergio Arrau, Grégor Díaz, Juan Gonzalo Rose –además de gran poeta-, Felipe Rivas Mendo o Jorge Chiarella Kruger, entre otros, se inscriben en una selecta relación de amigos y animadores del GTT.

Junto a las 14 temporadas y las 25 obras teatrales que en la primera década llevó el Grupo Teatral Tacna a los escenarios de su ciudad, con breves visitas a los departamentos aledaños de Moquegua, Puno y Arequipa, debe acompañarse la referencia de los autores cuyas obras se montaron. Siete autores peruanos (Sebastián Salazar Bondy, Juan Gonzalo Rose, Julio Ramón Ribeyro, Sarina Helfgot, Hernado Cortés, Juan Rivera Saavedra y Grégor Díaz) , seis latinoamericanos (Agustín Cuzzani, Sergio Arrau, Enrique Buenaventura, Enrique Wernicke, Dalmiro Sáenz y Guillermo Figueiredo) y otros cuatro "extranjeros" (Aldo Nicolai, George Feydeau, Richard Schecner y Alejandro Casona) conforman la galería de autores escenificados.

Eso fue –y podría seguir siendo- el Grupo Teatral Tacna. Su existencia es un homenaje al arte teatral y a la gente tacneña, en cuyo espíritu late una vieja y tenaz admiración por la escena, espacio privilegiado en que la humanidad expone sus más conmovedoras interrogantes y sus más bellas ilusiones.

 

 

(*) Educador. Integrante del GTT hasta 1978. Ha sido Alcalde y Parlamentario por Tacna. Ministro de Educación entre 1985 y 1987. Es autor de varios libros de historia literaria, propuestas educativas y ensayos. En la actualidad (2008) es Secretario de Descentralización de la Presidencia del Consejo de Ministros de la República del Perú.